La investigación es y seguirá siendo la principal esperanza para las mujeres y hombres que padecen cáncer de mama metastásico (CMm), quienes esperan que nuevos medicamentos e intervenciones que puedan alargar su vida y hacer más cómoda su convivencia con la enfermedad. Pero la búsqueda de tratamientos eficaces es solo una parte del proceso. Antes es necesario tener más conocimiento sobre el CMm, su evolución y características diferenciales.
Este objetivo de saber más para tratar mejor es el que tienen los estudios académicos que desde hace años involucran, entre otros actores, a universidades, hospitales, laboratorios y pacientes. De ellos, el estudio AURORA es uno de los más recientes y uno de los más ambiciosos: liderado por el Grupo Breast international Group, desde el 2014 hasta 2023 han participado más de 1.000 pacientes de cáncer de mama de más de 50 centros médicos de 11 países diferentes, incluido España.
Aunque AURORA sigue en activo, el gran volumen de muestras recopilado durante estos años ha permitido ya extraer algunas conclusiones muy prometedoras sobre cómo se comportan los tumores en el cáncer de mama. En este artículo te mostramos cuáles han sido esos avances y su importancia en la carrera hacia la cronificación del cáncer de mama metastásico.
Mutaciones y procesos: entendiendo qué sucede dentro de la célula
Una de las claves de esta investigación es conocer cómo cambia la enfermedad desde el momento en el que empieza a diseminarse a otras zonas del cuerpo, qué sucede en los genes de las células tumorales en los distintos tipos de cáncer de mama metastásico y cómo afecta todo ello al pronóstico de los pacientes.
Y es que estos primeros resultados muestran que lo que sucede dentro de las células tumorales varía durante el desarrollo de la patología. Uno de los datos que ha arrojado es que en una parte importante de los casos en los que el cáncer pasa a ser metastásico (cerca del 50%) se dan alteraciones en los genes. Entre ellas, unas de las más comunes son las que sufren los genes conductores - aquellos que hacen que las células empiecen a dividirse de forma descontrolada – y sus copias, las células que surgen de la división de las células tumorales y que “heredan” esos cambios.
Además del conocimiento de estas mutaciones, durante el estudio se han podido observar diferencias entre los tipos de tumores en función de cuándo se da el diagnóstico, en el perfil de su expresión génica – es decir, cambios en los procesos que las células utilizan para producir las proteínas que necesita –, y en su composición de células inmunes, lo que crea un ambiente favorable a la evolución de la enfermedad. Todo ello lleva a que, entre el cáncer primario y el metastásico, cambien los subtipos de cáncer, generalmente hacia formas más agresivas como el cáncer de mama triple negativo que tienen peor pronóstico.
¿Cómo cambia este conocimiento la forma de tratar el CMm?
En la diferencia están los patrones, y en los patrones está el método. Conocer parte de los cambios que existen a nivel celular entre un cáncer de mama común y uno metastásico – y entre los diferentes tipos de CMm – ayuda a fijar objetivos específicos para los nuevos tratamientos y a encontrar formas de diseñarlos.
Por ejemplo, el hecho de poder identificar qué mutaciones suceden cuando se inicia el proceso de metástasis abre la vía a poder evitar que se den, o saber que el entorno inmunológico del tumor cambia y se hace más hostil puede llevar a tratar de revertirlo.
Que esto suceda depende de los grupos de investigación, pero también del conjunto de la sociedad que tiene que ganar conciencia de la importancia de destinar recursos a estos y otros proyectos y apoyar a las asociaciones de pacientes a reclamar que los avances lleguen a quienes lo necesitan. Y es que más conocimiento, más altavoces y más investigación significan, para muchos, más vida.